UN DEBATE NECESARIO; UNIDAD DE LOS QUE LUCHAN O NO ES UNIDAD 

Escribe: Jorge Escalante, dirigente nacional del Nuevo Perú y de la corriente interna Súmate.

Más allá de la gigantesca movilización del 21M ganando calles y plazas de Lima en varias provincias del Perú, momento dolorosos donde el mundo artístico se encuentra de luto por el vil asesinato de Paul Flores, vocalista del grupo musical ARMONÍA 10, producto del desborde incontrolable de la delincuencia en nuestro país que amenaza a la población con extorsiones y sicariato. Ligado a esta problemática, una crisis multidimensional que avanza al compás de la corrupción y la descomposición de este régimen podrido manejado por un Ejecutivo servil a los intereses de la coalición reaccionaria encabezada por el fujimorismo, intereses totalmente ajenos a las necesidades de la población que está pagando los platos rotos de esta  crisis; consecuencia del fracaso del modelo económico neoliberal.

Ante este escenario complejo, es necesario buscar una salida desde abajo, desde la población y sus estructuras. Pero ante esta salida necesaria, se nos presenta un debate; la unidad es de los que luchamos o no es unidad. Por tanto es importante despejar cada una de  las contradicciones:

1. Se plantea que no hay que ‘politizar» las acciones y la participación ciudadana. Un planteamiento que sólo favorece a los políticos y funcionarios que gobiernan, también lo dicen:  los llamados «fuerzas oscuras» como le dice Boluarte. Primero, la inseguridad, así como la crisis económica, la pobreza, el saqueo, la contaminación y demás problemática son políticas y la solución deberá ser desde una propuesta política de manera democrática con la participación popular organizada, desde nuestra óptica debe ser a través de una Asamblea Constituyente.

2. Decir que las organizaciones políticas de la izquierda, progresistas y democráticas no participen de las medidas y acciones, sólo favorece a la mafia que gobiernan nuestro país, donde ellos si pueden hacer política, quiere decir continuar y profundizar esta crisis producto de recetas que benefician a la corrupción y a una élite empresarial que se enriquecen.

La lucha contra la inseguridad no es una cuestión aislada de la realidad actual, es parte de la crisis general que atravesamos. El aumento violento de la delincuencia no es únicamente un problema policial que se soluciona con más policías, más cárceles o estados de emergencia, la inseguridad es un problema político, social y económico por tanto la salida es política.

Las organizaciones políticas tenemos el derecho democrático de convocar, participar y de impulsar propuestas de soluciones junto a acciones, por supuesto respetando los espacios independientes, pero es un error sectario excluir a los partidos que también levantamos las mismas banderas de lucha, esto juega en contra de la movilización y sobre todo de la unidad de los que luchan. Caso  contrario no es unidad y debilita la organización de la ciudadanía, seríamos ilusos creer que solo con una movilización por más masiva que sea terminara con la delincuencia o el gobierno cambiará de rumbo.

La ciudadanía, los barrios, los trabajadores del campo y la ciudad, los estudiantes, las mujeres, las centrales sindicales, el mundo artístico deben trabajar y luchar junto a las organizaciones políticas y populares codo a codo cuidando y respetando los espacios en comun, será la única herramienta unitaria amplia que nos pondrá en mejores condiciones para expulsar a la mafia del gobierno y plantear verdaderas salidas para empezar impulsando una reforma policial para depurarla de los malos elementos, también es necesario una reforma judicial para garantizar su independencia y objetividad en las investigaciones y sentencias.

Por último hacemos un llamado a la más amplia unidad para conformar un gran frente nacional antidictatorial si queremos de verdad defender los derechos democráticos y el respeto a la vida.