APUNTES DE BALANCE ELECTORAL DE ABRIL DEL 2021

El resultado electoral en primera vuelta, muestra la polarización y fragmentación política que se da en el país como resultado de la aguda crisis de régimen, la pandemia y la perdida de representación política del conjunto de los partidos. Pasaron a segunda vuelta las opciones que supieron colocarse en los extremos del escenario político electoral. La victoria de Pedro Castillo de PL expresa el proceso de movilización social que viene desde la lucha contra el indulto y especialmente contra la corrupción, pero que se ha nutrido de muchas otras luchas democráticas que jalonan el proceso social en nuestro país.

Estas notas deben ser tomadas como contribución a una reflexión colectiva que nos debemos para sacar conclusiones de lo sucedido en las elecciones del 2021. No se pretende abarcar la totalidad de los factores que determinaron el resultado que nos golpea, solo enfatizar los aspectos que consideramos centrales, así que es un balance abierto para avanzar de manera colectiva. 

Todo Balance se juzga en función a los objetivos que nos dimos y los resultados obtenidos. Nos propusimos primero ganar en primera vuelta y luego ajustamos a pasar a segunda dando por hecho que tal objetivo estaba al alcance de nuestras manos. Y efectivamente lo estaba. Tanto la situación internacional (Bolivia, Chile, Ecuador) como la nacional (crisis de régimen y pandemia) daban el contexto apropiado para una victoria electoral de JP y Vero. 

Más allá del meritorio despliegue de nuestra candidata y de la militancia, en condiciones muy adversas, por cierto, el hecho central es que no pasamos a segunda, quedamos sextos y nuestra votación bordea 8% con tan solo 4 congresistas. No sólo no logramos el objetivo, sino que retrocedimos tremendamente respecto al 2016. Esto debe ser calificado como una derrota política electoral, sin atenuantes. Cierto que hubo una contra campaña de la derecha y los medios buscando bajarse la candidatura de Vero y hacia el final levantando la de Castillo. Pero eso solo no explica la debacle pues solo dos semanas antes del final estábamos en 9 % mientras PL estaba en 4%

Tenemos que buscar en nosotros mismos las causas centrales de la derrota electoral. 

1.-Para empezar, no hubo acuerdo en la caracterización de la situación; no se asumió de manera consecuente la polarización existente lo que nos llevaba a posesionarnos más a la izquierda. No se siguió los lineamientos de los últimos Consejos Nacionales que se pronunciaron enfáticamente por un giro a la izquierda a la luz de las elecciones de enero, donde admitimos que en esa campaña fuimos muy de centro. 

2.- El mediocre desempeño del gobierno de Sagasti pulverizó las aspiraciones de las opciones que se presentaban como de centro (Forsyth, Guzmán, Salaverry, Acuña). Más después que la pandemia mostrara el grado de descomposición de la derecha y de angurria de la clase empresarial que solo quiere seguir imponiendo el mercado y las inversiones privadas como salida a la crisis. La situación no daba para salidas de “centro”, había que radicalizar el discurso. Ello implicaba, desde JP, empalmar con la ira de la gente expresada en decenas de combates a lo largo de estos años. 

3.- Empalmar con la broca de la gente era el reto, empezando por el sur donde la radicalidad se expresó en el 2016 en la abrumadora votación por Vero y luego en enero –ante la ausencia de Vero en dicha contienda- en el voto a FRAPAP y UPP. Pero el sur no fue la prioridad de la campaña, dejamos espacio primero a Lescano y luego a Castillo. Ese fue un error de orientación puesto que, primero que nada, debimos consolidar los espacios más radicalizados.

4.- Por el contrario, en esta nueva oportunidad, desde JP, se imprimió a la campaña un sesgo de moderación. Si bien pegamos fuerte con propuestas ante la crisis y la emergencia económica, propuestas que marcaron la cancha, como Bono Universal y otras, este mensaje se diluyó cuando se buscó congraciarse con el empresariado y las FFAA y hasta con el Grupo de Lima, pieza clave de los EEUU en este continente. El llamado a un “Pacto estratégico con el empresariado” previo a la presentación en el CADE, el saludo a “Nuestras FFAA y policiales” ofreciendo todo el apoyo, sin reparar en que esas fuerzas son el brazo armado de la derecha y responsables de la muerte de Inti y Bryam; el quedarse en el Grupo de Lima cuando ya se retiró Argentina diciendo que no sirve para nada. Parte de esa búsqueda por no chocar frontalmente con el empresariado fue la propuesta de una segunda reforma agraria, muy progresiva, pero sin poner en cuestión la tenencia de la tierra. Esto no puede ser considerado un error táctico, abre entre nosotros un debate de contenido estratégico: que gobierno queremos ser y hasta donde podemos llegar. Es una discusión hacia el Congreso puesto que nunca antes nos habíamos planteado seriamente estas cuestiones que se metieron de hecho y sin discusión en la campaña.  

5.- En los viajes de Vero al interior el mensaje se radicalizó e hizo énfasis en temas cruciales. Desde Cajamarca, emergió potente la lucha por un Gobierno del pueblo, con el pueblo y para el pueblo, de Tacna el compromiso de un referéndum para una nueva constitución y la Asamblea Constituyente, popular, paritaria y plurinacional; de Arequipa, el NO a Tía María y el respeto a las comunidades y el medio ambiente, también la nacionalización del Gas salió de esas visitas al sur. Pero vino el último tramo de la campaña y los debates en la TV y se volvió al libreto anterior. De hecho, hubo un doble mensaje. En los medios, se centró en respuestas ante la emergencia, lo cual está muy bien, pero sin las salidas de fondo. No se mencionó la necesidad de una Nueva Constitución ni de la soberanía sobre nuestras riquezas naturales. Ambos temas pilares de una propuesta de cambio y lo que más teme la derecha como estamos viendo ahora en esta segunda vuelta.

6.- Posteriormente, otro de los principales miembros del equipo económico escribió un artículo titulado “Despejando temores” donde pretende tranquilizar a los inversionistas y al mercado, descartando que un gobierno de JP sea estatista y que solo se limitaría a cobrar impuestos. En el tema seguridad Vero planteó el reforzamiento de la acción policial sin mencionar las rondas campesinas y urbanas. Arana y Castillo, por el contrario, si lo hicieron y también plantearon la salida constituyente ante la crisis en los debates de TV.

7.- Además de la estrategia electoral “centrista” también la orientación de la campaña fue equivocada pues centró en hacer poca asistencia en las visitas de Vero para cuidar los protocolos sanitarios mientras Castillo y López Aliaga concentraban multitudes. Así, cada visita terminó siendo sorpresiva e improvisada las más de las veces. Sin mostrar musculo en la campaña, la candidatura de Vero se fue debilitando. Finalmente, ya sobre el final, se planteó un acuerdo con las fuerzas “democráticas” lo que se puede entender como de “unidad nacional”. Una cosa son acuerdos puntales sobre la emergencia sanitaria otra concebir que con las fuerzas de derecha podemos concertar un plan de reactivación económica. No hay forma.

8.- Hay otras razones de carácter más estructural como son la escasa inserción en las luchas social, y en particular ante la huelga docente y la lucha contra Tía María. De hecho, se abre una discusión sobre nuestra relación con el movimiento social. También sobre la naturaleza de la alianza electoral con JP y como se manejó el tema de la unidad de la izquierda y la demora en nuestra inscripción que sigue pendiente. También sobre el carácter del partido y la estrategia de construcción pues la campaña ha revelado todas nuestra falencias y debilidades, pues seguimos anclados a una estructura cerrada, sectaria y organizativista que nos aleja de la lucha social y política.

9.- Está el tema de los derechos sociales, que según un sector del partido han sido determinantes. Recordar que fue lo mismo en las elecciones del 2016 y ello no impidió que alcanzáramos un buen resultado. Cierto que debimos ser más transicionales tomando en cuenta el conservadurismo de la sociedad peruana, pero no podemos renunciar a ellos. 

10.- En todo el proceso electoral la CP dejó de funcionar prácticamente y de tener injerencia en la campaña que quedó en manos del equipo de campaña, un organismo ad doc de menor jerarquía de la CP. El secretario de organización se dedicó a su campaña y el sec. general a la comisión de campaña, las reuniones de coordinadores de los lunes no pasaron de ser operativas, nunca fueron espacios de discusión política sobre el curso de la campaña. La CP no jugó ningún rol, esto es grave puesto que por la vía de los hechos consumados de prescinde de la dirección votada en un Congreso. 

11.- Tenemos además que ver esta derrota en una línea de tiempo precedida por otros reveses políticos. La ruptura del FA fue un desastre para nosotros puesto que perdimos todo, de igual manera las elecciones complementarias ultimas fueron una derrota puesto que no metimos ni un solo congresista y perdimos nuestro espacio en el sur. Los intentos de lograr nuestra inscripción también fueron fallidos y tememos que pase lo mismo con este último esfuerzo del partido.  

La reflexión colectiva ayudará a profundizar el balance. Se impone una mirada crítica y no pasar por agua tibia los errores. Hay errores tácticos, orgánicos y estratégicos. Reparar en cada uno de ellos es clave para rearmar al partido. Desde nuestra fundación nos hemos propuesto ser una nueva izquierda, una opción de cambio, contra el régimen político y contra el modelo, tenemos que volver a discutir hasta donde queremos llegar, más después de que hemos sido desplazados por otra opción de izquierda.

Escribe: Tito Prado, Abril del 2021